Medea Treno, el mito griego desde una mirada actual y comprometida. Teatro de objetos y actor. Versión de Rafael Benito
Medea: La que busca el abismo. La que, solitaria, sube una ladera helada. La que subiendo la montaña apercibe la tormenta y espera el rayo. La curiosa por lo desconocido. La que tienta al destino, a la vida, para que ésta le muestre las variantes del azar. La amante del Amor fati.
Treno: Thrênos, lamento fúnebre. Importante: sin queja: punto de partida para la reflexión sobre el destino humano.
Tragedia: No es el exceso, es homeopatía de las afecciones, la superación del dolor por la acumulación y crueldad del acontecimiento, desenmascaramiento completo que ofrece la posibilidad de la catarsis.
La tragedia Medea: La necesidad de destruir las bases de la moral que impiden que la afirmación se constituya en la forma de vida del ser humano que ahora carga con la comodidad de sus costumbres. Medea desbarata “lo sagrado” en su acepción moral, ética, política, social, jerárquica, familiar, maternal. Ruptura con las formas de configuración enfermas; ansias de salud.
Acercarnos a Medea nos obliga a despojarnos de todos los prejuicios morales que podamos acumular hacia ella: traición a su padre, muerte de su hermano, asesinato de su rival y su padre, infanticidio de sus hijos… todo ello, espantoso para una moral construida para la convivencia social, puede dejar de serlo desde la perspectiva dramática.
Medea no es “una mujer”, un individuo cercano sino un medio para simbolizar determinados aspectos de la condición humana. Sus palabras no son comunicación de ideas, ni sus gestos esclarecedores de su estado de ánimo ni claves cognoscibles entre seres naturales.
Lo que le rodea; luz, sonido, dejan de ser elementos explicativos para nuestro entendimiento habitual, el movimiento intensifica el gesto con el baile y el sonido con la música traductora de los sentimientos más íntimos que sólo desde nuestra “humanidad” no reconoceríamos. Lenguaje de gestos y palabras que espanta lo genérico haciéndose particular, única para poder ser universal, mujer-hombre, fuera de género y de ataduras sociales.
Medea es vieja, siempre ha sido vieja, podríamos decir que siempre conoció su destino, trágico destino y se limita a cumplirlo, a ejecutarlo sin remisión y sin obviar su ministerio en la vida alejada de la comodidad exigida para llevar una existencia aparentemente feliz. Medea se enfrenta a todo, o mejor decir, disfruta todo, saborea todo. Y aquí tenemos de nuevo ese Amor fati que nos remite una y otra vez a la responsabilidad de nuestras acciones.
CREACIÓN
Actor: Rafael Benito
Versión: Rafael Benito sobre el texto de Medea de Eurípides, La Ilíada de Homero, poemas de Keats, Holderlin, Rilke, M. Yourcenar, Nietzsche.
Música: J. S. Bach, Beethoven y Monteverdi
Diseño de luces: Jairo Fuentes
Vestuario: Efi Vázquez
Escenografía: T.A.T. , Gabriel Benito y Andrés Benito
Imágenes: Diego Alonso
Edición de vídeo: Andrés Benito
Ayudante de dirección : Isabel Sobrino.
Dirección: Rafael Benito
Producción: Alondra Producciones s.l.
Colabora:
https://alauda-blog.com/2019/01/16/medea-treno-diario-de-burgos/
CRÍTICA: Fernando Llorente