¿Qué pinta un físico genial en el blog de unos titiriteros? Bueno, es posible que hubiéramos seguido haciendo nuestros espectáculos sin haberlo conocido, pero hubiera sido una injusticia no agradecerle su colaboración.

Recuerdo, de pequeño, la clase en la que nos explicaron la Ley de la Gravedad. En aquel momento nunca se me hubiera ocurrido que algo tan mayestático acabaría dándome de comer, pero así ha sido. Debo confesar la conmoción que sufrí cuando me revelaron que, estando el gran Newton amodorrado bajo un manzano (otras teorías hablan de un peral) tras una copiosa comida campestre, un fruto (manzana o pera, da lo mismo) vino a caer en el centro de su cráneo privilegiado y que en vez de soltar un improperio, vino a decir: “Toda partícula material del Universo atrae a cualquier otra partícula con una fuerza directamente proporcional al producto de las masas de ambas partículas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separa” . Sufrí un vuelco en mis antiguas creencias que, inocentemente,  yo formulaba así: “Las cosas se caen al suelo por que sí”, pero a pesar de todo no llegué a comprender el sublime pensamiento del maestro en su totalidad.

Con el tiempo yo me vine a la construcción de Títeres de Hilo, y caí en la cuenta de que la única premisa para su movimiento era el diseño de mecanismos que tensaran los hilos contrarrestando las fuerzas de esas complejas partículas de las que hablaba Newton. ¡En nuestras marionetas no se usan varillas, motores, ni ningún otro artilugio que no funcione gracias a  la Ley de la Gravedad que inventó Newton! ¡¡Gracias de nuevo!! (¿Qué hubiera sido de nosotros sin él?

Ahora ved en  The Puppet Circus la complejidad y el humor que se puede alcanzar con las armas que nos brinda una ley tan seria. (Actualmente estamos promoviendo que Isaac Newton sea nombrado patrón de los marionetistas de hilo).